Girls & Boys - Blur
Hola. ¿Cómo estás? Espero de corazón que bien.
Te escribo para contarte que la canción favorita de Eva es For Tomorrow, y la mía es Country House. Durante estos días me ha explicado el significado de todas las letras de Blur. Bueno, no todas, pero muchas.
El miércoles pasado me llamó por teléfono para hablar sobre ello.
—El viernes hay un especial de Blur vs. Oasis en la MTV.
Como me invitó y me apetecía, fui a su casa. Me explicó que su madre trabaja por las tardes y como resultado, ella siempre está sola en casa. Reconozco que al principio estaba un poco nervioso, pero mientras hablamos en la cocina se me pasó. Por el momento.
Le conté que nosotros antes teníamos tele por cable, pero tuvimos que dejar de pagarla. Una vez mi hermano intentó pasar la señal de la antena del vecino, pero no funcionó. Por eso ya no puedo ver la MTV.
El especial empezó a las siete. Eva me ofreció toda clase de galletas y patatas fritas y nos sentamos frente a la mesita del salón. Ella subió los pies al sofá y de repente no supe qué estaba haciendo allí. ¿Con qué intención crees que me invitó? ¿Era una cita o solamente quería comentar conmigo los vídeos musicales?
Se sucedieron las canciones de las dos bandas: alegres y energéticas por una de las partes y reflexivas por la otra, y a pesar de que Eva y yo estábamos ahí por Blur, las canciones de Oasis nos dieron motivos para ponernos a hablar.
Aprendí muchas cosas de ella: que le gusta el arte por encima de todas las cosas, que siempre tiene las manos frías, y que prefiere tener un chicle en la boca antes que comida de verdad.
También me enteré de que el divorcio de sus padres había sido una liberación para ella.
Quiero que te imagines la situación. Ella tenía la mirada fija en la pantalla de la tele, y yo estaba curioseando las fotografías que decoraban el salón. Estábamos muy cerca, tanto que si me hubiera movido nos habríamos rozado. Y entonces soltó:
—Una vez mi padre amenazó a mi madre con tirar toda su ropa por la ventana, y después se fue de casa dos días. Yo recé para que no volviera, pero quizá debería haber hecho algo más.
Y después de eso se rio. Dejé de prestar atención a la decoración para fijarme en ella. Cuando me devolvió la mirada sentí que nos entendíamos.
—No tienes por qué hacer eso —le dije—. No va a asustarme nada que puedas decirme.
No me moví, era demasiado consciente de mi cuerpo y del suyo, pero ella decidió inclinarse un poco hacia delante y sostenerme la mirada un buen rato. Eso sí me asustó.
La música no conseguía llenar el espacio ni el silencio entre nosotros. Y yo no oía más que los latidos de mi propio corazón.
—Ian, ¿estás cómodo?
—¿Qué? ¿Por qué lo preguntas?
—Estás sudando.
—Ah… —dije, mientras un solo de guitarra se alargaba un poco demasiado hacia el final de una canción.
No me moví, no hice nada. Eva dobló una de sus piernas por delante de ella y levantó una ceja, divertida.
—¿Tienes más galletas? —pregunté.
Sé que no fue un movimiento muy carismático, pero todo dentro de mí estaba a punto de explotar en cualquier dirección.
Ella se levantó para traer más galletas y cuando regresó se sentó aún más cerca, con su muslo apretando el mío.
—Menos mal que ha terminado —comentó sobre la canción extra larga que no acababa nunca. Es como si no hubiese sido consciente de que nuestros cuerpos estaban pegados.
Pero es imposible que no se diera cuenta.
—¿Te gustó Pulp? —pregunté. Mientras Eva estaba en la cocina yo me había esforzado en buscar un tema de conversación.
No habíamos vuelto a hablar del grupo de música que le recomendé hace meses y sobre el cual hizo una pintada en el parque. Una que además veo todos los días.
Pulp es deprimente.
—Me gustó mucho —dijo, sin embargo, consiguiendo sorprenderme.
—¿No es demasiado triste para ti? —pregunté, dando a entender que recordaba su queja pintada en el suelo.
—Puedo soportar un poco de melancolía —dijo, como si sus palabras en realidad significasen algo diferente.
En ese momento empezó a sonar Girls & Boys y los dos nos quedamos embobados mirando la pantalla.
—¿Te gusta bailar? —pregunté, porque la presión de su pierna seguía quemándome.
Ella se humedeció llos labios, y entendí que estaba muy por delante de mí en prácticamente todo.
—¿Quieres bailar conmigo? —preguntó, como si fuera la idea más graciosa del mundo.
—Si quieres.
Fue raro. Pero Eva estiró los labios un poco más y buscó mi mano.
No sé en qué narices estaba pensando.
Bailamos, más o menos. Otra forma de describirlo es decir que nos pasamos la canción entera saltando al ritmo de la música. Lo raro es que me sentí bien, completamente normal. Y eso es nuevo.
—Se te da bien —mencioné.
Su mano agarraba la mía y casi pude concentrarme en otra cosa que no fuera eso, como la música o no hacer el ridículo. Pero ardía. Ardía y era suave al mismo tiempo.
—Mejor que montar en skate, sí.
Me pregunté si se arrepintió en algún momento de haberme invitado. Porque desde el principio hasta el final la vergüenza hizo de mí un desastre de invitado.
Para cuando terminó la canción —dando paso a otra melancólica—, ambos estábamos jadeando.
Y entonces pensé en el Rubio. Esta es la clase de cosa que me gustaría compartir con él.
Él es mi mejor amigo. Pero Eva…
—Oye, sabes que eres tan guapo como David, ¿verdad? No tienes nada que envidiarle —soltó de la nada, mientras me ponía la chaqueta en el recibidor de su casa.
—No le tengo envidia.
—Lo parece. Siempre lo miras de forma diferente al resto. Es como si estuvieras resentido.
—No es eso, exactamente.
—¿Y entonces? ¿No será un amor platónico o algo así?
Le pellizqué el brazo y ella se apartó riendo.
—Entonces, ¿te parezco guapo? —Intenté que sonara a burla, pero no sé si lo conseguí.
—Fue la única razón por la que accedí a darte una oportunidad. Ya sabes, cuando parecías un perro marcando tu territorio.
Es como si compitiera con el Rubio por ser mi mejor amiga, pero sin esforzarse. Aunque a estas alturas estaba casi seguro de que estaba ligando conmigo.
Creo que nunca me ha gustado nadie de esta manera. Me apetece contarle absolutamente todo de mí. Como que he deseado huir muchas veces.
—Gracias por invitarme.
Sin dejar de mirarme, Eva se sacó el chicle de la boca.
Sigo pensando en el Rubio. No creo que supiese aconsejarme sobre esto. Al fin y al cabo, él no ha salido nunca con nadie.
Quizá por eso te estoy hablando a ti.
Un abrazo.
Ian.
¡Hola! Como siempre, si os ha gustado/entretenido, me encantaría que me lo hicierais saber dejándome un “me gusta” o viniendo a hablarme sobre ello :)
El domingo le prometí a una persona que en este correo pasarían *ciertas cosas, pero me equivoqué jajaja. Si estás leyendo esto, sorry.
Por otro lado, y sin especificar porque no me gustaría hacer spoiler, os invito a leer entre líneas y a malpensar acerca de TODO. Aún nos queda un largo camino por delante.
¡Nos vemos pronto!